Yo pago y tengo derecho a follarte
Ella era su asistenta, ya sabes, la mujer que suele realizarle las tareas domésticas. El problema es que él cada vez era más exigente con ella, desde exigirle que llevara un uniforme concreto hasta ya por último decirle que como él pagaba tenía derecho a tener sexo con ella. Por supuesto se excedió, ya que una mujer trabajadora como ella no está ahí para esas cosas, sin embargo el tío tuvo la suerte de dar con una auténtica zorrita. A ella le hacía gracia todo aquello y en realidad hasta la ponía caliente. Puede que ese fuera el motivo por el cual trabajaba para él. Sin lugar a dudas tenía un buen trasero, y el tío estaba obsesionado con ese culazo. Empezó a tocarla y a desnudarla parcialmente, ya que quería follársela con su ropa de chacha. Y lo hizo, allí mismo en la cocina se folló a esa guarrilla.