Por fin te animas a follarme
Su cuñada ya no sabía que hacer para ponerlo caliente, pero ese tío o no se daba cuenta o pasaba de ella, no sabía que era peor. Ese día lo volvió a intentar pero seguía sin funcionar. Se fue al cuarto de baño para pensar, pero estaba muy caliente y no paraba de tocarse. Finalmente se armó de valor, fue al salón y se quitó sus braguitas delante de él, se las arrojó. Luego se sentó en el sofá y abrió sus piernas para que pudiera ver su coño. Ahora si lo iba a conseguir, se la puso bien dura. Se la sacó y apuntó hacia la mujer mientras ella sonreía, por fin se iba a animar a follársela. Tenía un buen culo y también se lo hizo a cuatro patas, pero eso si, la leche acabó en su sonriente boca.
