Necesito confesarme padre, he pecado

Había pecado desde luego, y eso apenas la había dejado dormir aquella noche. Estaba muy caliente y agarró un vibrador que tenía escondido y que jamás antes se había atrevido a utilizar. Empezó a restregárselo por su culo, aquello la excitó tanto que no supo bien lo que sucedía en su cuerpo cuando llegó al orgasmo. Estaba muy arrepentida y a la mañana siguiente fue a la casa del cura para confesarse. Pero ese hombre se le quedó mirando fijamente como buscando otra cosa, fue entonces cuando le pidió que se desnudara. Ella no lo sabía, pero lo había puesto cachondo.

Le dijo que no se preocupara, al fin y al cabo él era cura y sabía lo que hacía. Pero lo que hizo fue follarle el cura poco después. Acabó totalmente abierta de piernas en el sofá mientras él embestía dentro de su culo, pero eso ya no era pecado.

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