Me vas a contratar, ¿te enteras?
Parecía una dulce e inocente jovencita que acudía a una entrevista laboral. No es para menos, a sus 18 años estaba cansada de entrevistarse con viejos que le decían que no tenía experiencia, pero su paciencia se acabó en el momento en el que quiso tomar las riendas. La jovencita se quitó la camiseta dejando ver sus perfectas tetas mientras el viejo verde sonreía excitado ante lo que veía. De repente la chica se levantó de la silla, lo agarró de la corbata y exigió lo que tanto ansiaba. Si, iba a poner el coño por supuesto, pero esta vez no sería gratis y se iría a casa con el contrato que tanto ansiaba.
En maduro se vio sorprendido ante tal iniciativa, desde luego eso es lo que se busca en la empresa hoy en día, gente que sepa lo que quiere y vaya a por ello. Por supuesto no la contrató, pero eso también le sirvió de experiencia para saber que no siempre poner el coño sirve para obtener algo a cambio. Eso si, el viejo ya tenía una buena anécdota que contar en el bar.