Es como la madre que nunca tuve
Siempre me faltó una figura materna, pero no sabía que era tan puta. Se trataba de mi madrastra, o como yo la llamo, la puta de mi padre. Cuando entré en la habitación me la encontré allí acostada, me miró y me enseñó una de sus grandes tetas. Se me puso dura, más aun cuando empezó a tocárselas. Luego me enseñó su gordo culo y me dijo que me acercara, lo hice por supuesto, sacó mi rabo y me hizo una mamada. Totalmente desnuda se puso a cuatro patas y yo se la metí, me la estaba follando como a una perra. Luego se dio la vuelta abriendo sus piernas y se la seguí metiendo, me encantaba ver como se movían sus pechos mientras la penetraba. Acabé en su boca, me encanta mi madrastra.